Perú cada vez más cerca de regular el juego y los casinos online

Ya hace tiempo que se escucha que Perú ha de convertirse en la “nueva Colombia“, en cuanto a posicionamiento en el mercado regulado del juego de azar online y en la zona de Latino América.

Aunque ya hace años que se viene percibiendo los intentos de regulación del juego online en Perú, lo cierto es que hasta ahora no ha sido posible. Esto mismo ha pasado con otros muchos países del entorno que trabajan por conseguir el consenso en vías de una regulación, pero que parece nunca llegar.

Perú es un caso distinto a otros y parece que la regulación del mercado está mucho más cerca que la de otros países del entorno. Y es que Perú, inicia la partida con ventaja porque parte de un mercado presencial regulado y controlado desde el año 2007. Donde todos los operadores de salas de juego están adscritos al Sistema de Prevención Contra el Lavado de Activos y el Financiamiento al Terrorismo (SPLAFT). Todas las máquinas tragamonedas del país están conectadas de forma directa y en tiempo real con los entes reguladores del juego de azar del país (MINCETUR) y el ente tributario (SUNAT), para fines de fiscalización y control tributario.

Desde el ente regulador se promociona el juego responsable y existe un registro de personas autoexcluidas, para poder impedir el acceso a las salas y casinos de aquellas personas con problemas de ludopatía. De hecho, Perú ha sido reconocido por la industria como un ejemplo de buenas prácticas en la zona de LatAm.

Así que, como vemos, Perú no parte de cero, ya tiene experiencia y una estructura de control, fiscalización, así como laboratorios autorizados para la homologación de los juegos de azar. Una estructura y experiencia que le será muy útil en el momento de iniciar su andadura en el juego online. A modo de dato, citaremos que en Perú, actualmente, hay más de 82 mil máquinas tragamonedas contando entre 16 casinos y 750 locales de juegos repartidos en todo el país.

¿En qué punto se encuentra Perú?

En estos momentos no es ilegal jugar online en Perú. Pero para conseguir un mayor control, protección de los jugadores y recaudaciones fiscales, se está trabajando duramente hace años para la regulación de este sector y conseguir casinos online fiables.

Como ya comentamos anteriormente, parece estar muy avanzado el trabajo y cada vez más cerca de ser aprobado por el Congreso. A la Dirección General de Juegos de Casino y Máquinas Tragamonedas (DGJCMT), que es el ente regulador del juego de azar en Perú y dependiente del Ministerio de Comercio Exterior y Turismo (MINCETUR), le ha llevado más de dos años hasta ultimar el “proyecto normativo para los juegos y apuestas deportivas a distancia utilizando el internet o cualquier otro medio de comunicación”.

En estos momentos el proyecto ya depurado y finalizado se ha presentado ante el Congreso para su futura autorización. Ante el Congreso, existe otro proyecto alternativo presentado, y aunque a priori, puede parecer una complicación, también quiere decir que una mayor parte del Congreso está interesada en hablar del tema y conseguir una regulación, lo que seguramente llevará a un acuerdo pactado.
Ahora, todo queda en manos de los congresistas, tratar el tema cuando crean oportuno y llegar a un consenso.

Perú como mercado

Partiendo de que hablamos de un país con una población con algo más de 32 millones de personas, ya podemos imaginar el alcance que puede llegar a tener un mercado del juego online con esta cantidad de personas y fácilmente comparable con un país cercano como Colombia, con el juego online regulado y donde su implantación está siendo un éxito y en ejemplo para su entorno.

Hay cálculos estimados de que Perú está moviendo alrededor de unos 450 millones de dólares anuales en el sector del juego online. Cifras muy interesantes y que convierte a Perú en objetivo de muchos casinos online que trabajan habitualmente con mercados regulados.

Algunos detalles que pueden formar parte de la futura regulación

Una de las razones interesantes de regularizar el juego online en todos los países, es que los casinos online y las casas de apuestas, pasen a aportar ingresos fiscales al país. En cuanto a recaudación de impuesto se tiene pensado aplicar una tributación mensual del 12% de los ingresos brutos menos premios, a igual que en las salas presenciales.

Otra de las razones importantes para la regulación del juego, es tener un mayor control sobre la protección de los jugadores. Que tengan acceso a lugares seguros y fiables, de contrastada solvencia y después de pasar por una series de auditorías. Además de quedar protegidos por las sistemas de juego seguro y de la lucha a favor del juego responsable. Con herramientas como la autoexclusión y con acceso a ayudas y asociaciones contra la ludopatía.

Otro dato importante que tienen los estados en cuenta, es la posible creación de una nueva industria en el país. Con la consecuente creación de puestos de trabajo y posibles sinergias con empresas existentes.

En cuanto a la redacción de la legislación, se conocen algunos datos pero que no son definitivos y también, que se han tenido en valor las experiencias de otros mercados para evitar errores iniciales.

En principio, las licencias que se emitan, se plantean que tengan una validez de entre cinco y seis años, siempre renovables. Cada tipo de juego de azar y modalidad de juego necesitará de su licencia propia, así como las máquinas tragamonedas online, etc.

Todos los operadores deberán presentar una garantía para asegurar el pago de los premios y obligaciones con el Estado y parece que en un principio no se pondrá un tope de emisión de licencias y que será una política de libre mercado.

Por otra parte, el ente regulador tiene el compromiso firme de seguir luchando contra la ilegalidad y establecer una serie de normas y medios sancionadores en contra de aquellas empresas no autorizadas. Incluyendo, bloqueos a las páginas que no se legalicen, desde la IP a la URL de la página ilegal. Un punto esencial para compensar los portales de juego que trabajen de forma legal, que paguen sus impuestos y no tengan una competencia desleal.